jueves, 4 de mayo de 2017

Doctor Who: Thin Ice


Tras su aventura con los emojibots, Bill y el Doctor aterrizan en un paisaje helado en el que hay un elefante, y aunque no lo parezca han regresado a Londres, pero por capricho de la TARDIS lo hacen en 1814, y nuestra nueva companion descubrirá que el pasado puede estar lleno de aventuras y peligros, esta vez bajo la fina capa de hielo que cubre el Támesis.

Thin Ice continua de manera excelente con la tónica de esta temporada, una estructura sencilla sin demasiados giros locos en la trama (me inclino a pensar que las sorpresas made in Moffat llegarán más adelante), cierto aire clásico y monstruo de la semana, todo ello enmarcado en un más que conocido Londres Victoriano, donde tan bien se mueve el Doctor.

El episodio también añade un elemento nuevo en la relación entre el Doctor y su pupila, ya que Bill descubrirá pronto que la muerte suele acompañar a nuestro Señor del Tiempo, un descubrimiento genialmente interpretado por Pearl Mackie. Bill experimenta sentimientos tales como el miedo, la tristeza, la ira y las dudas, sentimientos que ya hemos visto en otras companions, pero interesantes de ver bajo el nuevo prisma que nos proporciona su relación Profesor/Alumna.


En lo referente al desarrollo del episodio y su trama, uno puede ver paralelismos con otros episodios como The Beast Below y el polémico Kill The Moon, donde tanto Amy como Clara se ven obligadas a decidir el destino de las criaturas, algo a lo que Bill también debe enfrentarse.

La dinámica entre el Doctor, Bill y los “niños perdidos” de Londres me recordó por momentos a la que vemos en The Empty Child, aunque es cierto que los pequeños cumplen un rol más “victoriano” en la trama, viendo como viven y se ven obligados a robar, malvivir y atraer a los inocentes al río congelado.

Como he comentado Thin Ice tiene una estructura y desarrollo muy sencillo, las escenas se suceden rápidamente, manteniendo la tensión, especialmente en los momentos con las luces y los ataques de la criatura, aunque con tiempo para la calma, como vemos en las conversaciones entre Bill y el Doctor, o los de ambos con los niños. No falta el humor, como podemos ver en el encuentro con Lord Sutcliffe.


También hay tiempo para los guiños al pasado, al menos dos veces, empezando por las dudas de Bill sobre viajar al pasado y cambiar algo debido al “efecto mariposa”, algo que ya le preocupaba a Martha Jones cuando conoció a Shakespeare, pero que tanto al Décimo como al Duodécimo no les preocupa demasiado, como reflejan en sus comentarios sobre mariposas.

Como bien dice el Doctor esta no es la primera vez que viaja a 1814 para ver el Támesis congelado, que sepamos ya llevó a River por su cumpleaños, mientras Steve Wonder les tocaba su música.

Hablando de música, el episodio acompaña a la perfección ciertos pasajes del episodio, las partes más dinámicas y misteriosas cuentan con sonidos que nos evocan el peligro y la atmósfera “acuática” de ciertas escenas como la del buzo, también podemos oír el tema del Doctor y una melodía que bien podría ser el tema de Bill.


Thin Ice es en definitiva una aventura autoconclusiva sin demasiadas sorpresas, salvo la escena de Nardole y la bóveda, donde de nuevo re-descubrimos lo que es un paseo al pasado con el Doctor, pez gigante antediluviano incluido, pero que gracias a Bill toma carices diferentes gracias a sus reacciones y su sentido único de la lógica reflejado en sus dudas sobre universos paralelos, efecto mariposa e incluso el tema racial en la época a la que han viajado.

La semana que viene parece que toca otro clásico, el “episodio de miedo”, deseando ver como se desenvuelven en esta situación la alumna y el tutor, para mi, el gran acierto de la temporada.

Review de Iván D.


Banda sonora de Murray Gold
Interpretada por The BBC National Orchestra Of Wales
29 temas, 32 minutos

Incluye 4 portadas alternativas


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